Este es el nivel básico de entrada al liderazgo. La única influencia que se tiene proviene
de un título. Las personas que se quedan en este nivel toman parte en derechos territoriales,
protocolos, tradición y organigramas. Estos aspectos no son negativos—a menos que
lleguen a constituirse en la base para generar la autoridad e influencia—, pero son un pobre
sustituto de la capacidad de liderazgo.
Una persona puede estar «en control» porque ha sido nombrada para ocupar una
posición. En esa posición puede tener autoridad. Pero el verdadero liderazgo es más que
tener autoridad, es más que haber recibido capacitación técnica y seguir los procedimientos
apropiados. El verdadero liderazgo consiste en ser la persona a quien otros seguirán gustosa
y confiadamente. Un verdadero líder conoce la diferencia entre ser un jefe y ser un líder,
como se ilustra por lo que sigue:
- El jefe maneja a sus trabajadores. El líder los capacita.
- El jefe depende de la autoridad. El líder, de la buena voluntad.
- El jefe inspira temor. El líder inspira entusiasmo.
- El jefe dice «yo». El líder dice: «nosotros».
- El jefe arregla la culpa por el fracaso. El líder arregla el fracaso.
- El jefe sabe cómo se hace. El líder muestra cómo se hace.
- El jefe dice «vayan». El líder dice «¡vamos!».
CARACTERÍSTICAS DE UN «LÍDER POSICIONAL».
La seguridad se basa en el título, no en el talento. Se cuenta de un soldado raso que en la
Primera Guerra Mundial gritó en el campo de batalla: «¡Apaga ese fósforo!», solamente
para descubrir para su desgracia que el ofensor era nada menos que el general «Black Jack» Pershing le dio una palmada en la espalda y le dijo: «No te preocupes hijo.
Solamente alégrate de que no soy un subteniente». Es necesario entender muy bien esto: Mientras más
alto sea el nivel de capacidad e influencia concomitante, más segura y confiada llega a ser
una persona.
Este nivel se obtiene, frecuentemente, por nombramiento. Todos los demás niveles se
obtienen por capacidad. En una ocasión Leo Durocher entrenaba en la primera base en un
juego de los Giants en West Point. Un cadete bullicioso gritaba y trataba de molestar a Leo:
«¡Eh, Durocher!», vociferaba: «¿Cómo pudo un tipo insignificante como tú entrar en las
ligas mayores?»
Leo le respondió también a gritos: «¡Mi diputado me nombró!»5
Las personas no seguirán a un líder posicional más allá de su autoridad establecida.
Harán solamente lo que tengan que hacer cuando se les pida. El estado de ánimo decaído
está siempre presente. Cuando el líder carece de confianza, los seguidores carecen de
compromiso. Son como el muchacho al que Billy Graham le preguntó cómo encontrar la
oficina de correos más cercana. Cuando él le explicó cómo, el Dr. Graham le agradeció y le
dijo: «Si vienes al centro de convenciones esta noche me oirás decirles a todos cómo llegar
al cielo».
«No creo que estaré allí», replicó el muchacho, «usted ni siquiera conoce el camino a la
oficina postal».
Los líderes posicionales tienen más dificultad para trabajar con voluntarios,
empleados y gente joven. Los voluntarios no tienen que trabajar en la organización, de
manera que no hay ninguna palanca económica que pueda accionar el líder posicional para
obligarlos a responder.
Los empleados participan en la toma de decisiones y resienten el «liderazgo» dictatorial. Los que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial, difícilmente se dejan impresionar por los símbolos de autoridad.
A la mayoría de nosotros se nos ha enseñado que el liderazgo es una posición. Nos sentimos frustrados cuando entramos al mundo de la realidad y nos damos cuenta que pocas personas nos siguen por nuestros títulos. Nuestra satisfacción y éxito al dirigir a otros depende de nuestra habilidad para seguir ascendiendo en la escala de los niveles del liderazgo.