Si intentará enumerar los hábitos positivos que se pueden
encontrar en los seres humanos, este libro se volvería extremadamente denso,
aburrido de leer y aún más de escribir. Además, es una tarea extra que puedes
llevar a cabo, con sólo buscar dichos hábitos, en cada persona que se tropiece
en tu vida y eso sí que puede ser divertido.
Mi plan consiste en encontrar caminos que sean útiles para
ti y para mí, en el objetivo de lograr el tan ansiado éxito, teniendo en cuenta
que el significado de esta palabra puede ser diferente para cada uno.
He concentrado la búsqueda de buenos hábitos, en aquellos
que considero pueden ser de utilidad, para lograr resultados positivos diversos
y además que podamos incorporarlos en nuestra rutina de vida, sin morir en el
intento. Advierto que no siempre es fácil formar nuevos hábitos; en algunos
momentos te sentirás incomodo adoptando nuevas rutinas, desmotivado o
fracasado; pero si mantienes a flote tu PACIENCIA y DISCIPLINA, los cambios que
decidas hacer se convertirán en hábitos positivos.
Seguramente algunos de los hábitos que elegí, ya hacen
parte de tu vida, lo cual es fantástico; sólo necesitarás fortaleceros y
especialmente darte cuenta de que los tienes y valorarlos. Y si no es así,
empezaremos a frecuentarlos hasta convertirlos en parte de nuestra rutina. De
antemano te advierto que los hábitos que elegí, son interdependientes, y muy
posiblemente al hacer una tarea específica adelantarás trabajo para todos o
para algunos.
Así que estos son mis hábitos favoritos (también son los
que siguen permitiendo cambios radicales y positivos en mi vida):
PASIÓN
Aunque no están organizados jerárquicamente, este hábito
inicia esta lista, porque considero que de no estar, nuestra búsqueda de éxito
no tendría sentido. Si nuestros objetivos no están cargados por la energía de
la pasión, difícilmente lograremos cumplirlos.
¿Qué es esta pasión? Es el amor por lo que haces y es lo
que haces con amor. Es que tu esfuerzo por cambiar dependencias por hábitos
positivos, tenga un propósito superior a tus debilidades. Ahora, podríamos
suponer que todos ya poseemos esa pasión, y de cierto modo es así, pero las
dependencias, fracasos económicos o amorosos, la soledad y la pereza, muchas
veces ahogan nuestras pasiones y paralizan nuestro cuerpo y mente.
EJERCITANDO LA PASIÓN:
Tu primer ejercicio es sencillo y se llama
GRATITUD. Hazlo siempre que puedas y te acuerdes (a veces se nos olvida),
agradece todos los días las cosas positivas que tiene tu vida, por ejemplo, tus
amigos, familia, hogar, salud, trabajo. Puedes hacer una
lista
de estas cosas que serán únicas para ti. Esto te permitirá darte cuenta que
tienes combustible para arrancar, te permitirá despegarte del pasado y usarlo
solo para reconocer los errores y aprender de ellos. Algunos no tenemos todas
estas cosas para agradecer pero seguro alguna está presente en nuestra vida y
eso será suficiente.
El segundo ejercicio en este punto, es
escribir de nuevo en tu cuaderno, todas las cosas que te apasionan. Escríbelas
en mayúscula, ponles color, acuarelas, plastilina o lo que quieras (son tus
pasiones). La idea es que cuando abras el cuaderno sea imposible no mirarlas y
así tu mente no las abandonará nunca.
Ahora que están plasmadas las cosas que te
apasionan en tu cuaderno, piensa cual o cuales de ellas hacen parte de tu rutina
diaria. ¿Cuánto tiempo de la semana
dedicas
a la pasión?, (y no vale poner dormir o comer, porque a casi a todos nos gusta
y lo hacemos sin esfuerzo, ¿verdad?). Intuirás entonces cual es el tercer
ejercicio….solo hazlo. Te gusta pintar, pues pinta. Te gusta nadar o correr,
pues a la piscina o a correr.
Sé
que parece obvio el sugerir hacer lo que te apasiona, pero no siempre es fácil
encontrar el tiempo y más con el ritmo de vida en las ciudades, sumado a
nuestras tareas familiares, largos horarios de trabajo y eventos sociales.
Aunque muchas veces podríamos llamar a estas cosas
“excusas” o la humana tendencia a PROCRASTINAR. Luego te
contaré algo más acerca de esta peculiar palabra.
CREATIVIDAD – CURIOSIDAD
Aunque son dos hábitos diferentes, decidí que estuvieran
juntos por dos razones: la primera es porque la curiosidad básicamente es el
motor de impulso de la creatividad y la segunda es porque al trabajar una
estimularás la otra.
Esta tarea será divertida para algunos más que para otros.
Podríamos llamarla “vuelve a ser niño”, es decir, a preguntar el porqué de
todas las cosas, a observar a una hormiga atareada con asombro indescriptible,
a jugar bajo la lluvia, a pintar con los dedos árboles azules así no sean de
ese color.
VOLVIENDO A SER NIÑO
¿Por
qué perdemos la curiosidad y gran parte de nuestro proceso creativo, cuando
dejamos de ser niños? La respuesta es más sencilla de lo que imaginamos: miedo
a la incertidumbre. Nos asusta no saber qué va a pasar, ni conocer las
respuestas a los problemas que se
nos presentan, ni saber cómo va
actuar otra persona; eso sumado a
años de condicionamiento social en donde se nos dice qué hacer y qué no
hacer.
La curiosidad nos permite descubrir no una sino muchas
posibilidades a los interrogantes o situaciones que se nos presentan a diario;
mientras cuando nuestro ser curioso está dormido, llenamos con suposiciones
basadas en nuestras experiencias pasadas los vacíos las propias incertidumbres.
Lo que hace que un niño sea tan curioso es su necesidad de
aprendizaje y esta curiosidad a su vez le permite encontrar formas creativas de
relacionarse con su entorno, de conectar lo que aprende con sus emociones y con
quienes lo rodean. ¿Y entonces, qué pasa con nosotros, ya no necesitamos
aprender, porque simplemente lo hicimos fenomenal en esa etapa pueril? A que
también lo dudas.
Existen muchas formas de ejercitar tu
curiosidad/creatividad, te dejaré algunas que considero son realizables a corto
plazo.
Comienza a preguntarte cosas que no tengas ni
remota idea cómo funcionan (ejemplo: el motor de un carro, nuestro computador,
la máquina de hacer algodón de azúcar, la compleja sociedad de las abejas).
Luego de preguntarte busca información, investiga, imagina. Lo importante es
que te cuestiones todo lo que te parezca interesante, de lo contario pues no
tendría sentido, y para eso sólo tú tienes los interrogantes a resolver.
APRENDER: esta tarea es infalible y muy
gratificante. A modo muy personal es de lo que más amo hacer. ¿Qué aprender? LO
QUE QUIERAS. Algunos gustan de los idiomas, otros de las manualidades, pintura,
computación, todo es útil para agitar nuestra mente y ponerla a trabajar. Este
ejercicio mantiene tu curiosidad como si hubiera bebido diez tazas de café, y
cuando aprendes encontrarás nuevas maneras de relacionarte con el mundo, así
que tu creatividad brillará.
Recuerda
que aprender es una de las actividades humanas que no es obligatoria la
intervención de terceros. No necesitas inscribirte en escuelas, o gastar dinero
o presentar exámenes tortuosos. La mayor parte del aprendizaje se da más por la
participación directa con nuestro entorno, algo así como “inmiscuirse con lo
que nos rodea”. Esto te lo cuento, para
no usar de excusa para no aprender algo nuevo, lo que siempre solemos usar: no
tengo dinero para anotarme en un curso, tengo muchos años para estudiar de
nuevo, no tengo tiempo, etc. Aprender sólo requiere de voluntad y ganas, así
como compartir con aquellos que saben y buscan enseñar.
Y este es el otro de mis ejercicios favoritos.
LEER. Entenderás que en este punto no te haga sugerencias. Hay lecturas para
todos los tipos, muchos pueden preferir la literatura policiaca, otros la
narrativa o la novela fantástica, quizás las biografías o solamente el
diario. Es una de las actividades más
efectivas para el desarrollo de la creatividad, pues cuando lees, tu mente está
creando otros mundos, amores, razones y hasta logra resolver temas que
necesitarían milagros como la paz mundial.
Leer
favorece nuestros procesos cognitivos (es decir, nuestra forma de procesar la
información, mediante la percepción y los conocimientos adquiridos), así como
la memoria. También nos permite relajar nuestra mente del trajín cotidiano. A
veces, también puedes encontrar solución a tus problemas, pues la mayoría de
ellos son situaciones por las que alguien ya pasó.
Para
muchos la lectura no es justamente una amiga, y enfrentarse a ella a veces
resulta como la lucha de Don Quijote con los molinos de viento; si ese es tu
caso, empieza por algo corto y sencillo. Intenta leer unos minutos al menos
todos los días, ya sabes que de a poco es que se forman hábitos. Y de nuevo
PACIENCIA.
Otro ejercicio que hace que nuestra mente cree
de manera sana, es la visualización de nuestros objetivos, soñar despierto con
ellos, imaginártelos como si fueran una realidad. Te darás cuenta que no es la
primera vez que las tareas que te propongo pasan por los objetivos que te
planteaste en la tarea inicial y que seguramente tienen mucho que ver con lo
escrito en tu lista de pasiones, ¿verdad?
La
visualización de nuestras metas estimula el hemisferio izquierdo de nuestro
cerebro, el cual es el lugar donde se llevan a cabo los procesos creativos. Así
que a soñar, pero para los fines propuestos…con tus objetivos plausibles.
El último ejercicio que te propongo para hacer
de la creatividad y la curiosidad un hábito es el DEPORTE. Quizás, te estés
preguntando como favorece el ejercicio físico tu creatividad y te lo contestaré
así: primero, necesitarás de energía, salud y bienestar mental para llevar a
cabo tus metas; segundo, el deporte permite enviar más oxígeno al cerebro lo
cual es importante para procesar mejor la información que obtenemos del medio,
y además, cuando prácticas un deporte con regularidad, estás formando hábitos
positivos y de manera casi imperceptible, comenzarás a tener energía para hacer
todo lo que te propongas.
RESILIENCIA O “EL AGUANTE”
Este hábito es fundamental para no perder de vista nuestros
objetivos, cuando pasamos por crisis. La resiliencia es la capacidad de
sobreponerse al dolor emocional o situaciones adversas, perdidas, traumas,
problemas de salud o de trabajo. Todos en mayor o menor medida, somos
resilientes, pero no siempre nos sobreponemos sanamente. La resiliencia abarca
una serie de acciones, pensamientos y sentimientos que pueden ser aprendidos y
convertidos en hábitos.
Cuando tenemos problemas o pasamos por crisis que en
primera instancia no pensamos poder sobreponernos, nos cuesta ver la salida. No
vemos el lado positivo de la crisis y mucho menos consideramos un aprendizaje,
el pasar por dolores que no creemos soportar y mucho menos merecer.
¿Y qué crees? Luego de pasar por la muerte de seres
queridos, amores que ya no serán eternos, desempleos, enfermedades (mejor no
seguir); igual entendiste….estás acá, sobreviviente, más o menos victorioso,
vivo y queriendo vivir más y mejor. Eso es
RESILIENCIA.
Aún con la capacidad
de resiliencia, a veces es realmente difícil sobreponerse al dolor y nos quedamos
mucho tiempo sumidos en él. Por esa razón está incluida la resiliencia como un
hábito a ejercitar.
Y AQUÍ ESTOY…COMO EL AVE FENIX
“Cuido de mí ser y escucho lo que mi cuerpo
siente”. Parece sencillo pero no lo es tanto, pues cuando estamos en el fondo y
todo se ve negro, olvidamos comer, salir a caminar y respirar un poco de aire
limpio, quizás hasta dejemos de lado bañarnos o dormimos en exceso o el
insomnio se vuelve un compañero inseparable. ¿Has estado ahí? Si no es así,
eres como un superhéroe y si te resulta familiar esos momentos sabrás que no es
fácil cuidar de sí.
El primer ejercicio para cultivar la resiliencia,
básicamente es ser conscientes en todo momento de lo que nos dice nuestro
cuerpo y de cuidarlo como un tesoro. Comer sano, respirar, dormir lo justo
necesario, ejercitarte dentro de tus posibilidades. En una sola palabra
MIMARTE.
De seguro vendrán crisis, pero si tienes como rutina el tratarte con amor,
sumarás puntos para sobreponerte de manera más sana y eficiente a ellas.
Si piensas en tus antiguas crisis, encontrarás
que salir de ellas siempre implico la complicidad del cariño de un ser querido,
alguien de tu familia o algún(os) amigo(s). Al final es el amor lo que
realmente nos ha permitido sanar en el pasado y de nuevo será el que hará más
llevadero, nuestro proceso de sanación ante nuevas dificultades.
Apoyarte
en las personas cercanas para pasar por los momentos difíciles, es un ejercicio
que creo podrás llevar a cabo. Busca ayuda cuando la necesites, permítete
liberar tus sentimientos y confiar en lo que te han acompañado a lo largo de tu
camino. Y de igual manera, se un apoyo para ellos, pues las crisis las vivimos
todos, así las propias definitivamente nos duelan más, pero a veces usar los
zapatos de otros permiten alivianar nuestra carga y nos hacen menos egoístas.
¿Y qué hacer con nuestros fracasos? Seguramente,
está es una de las cosas para las cuales jamás estamos lo suficientemente
preparados, e invariablemente no las podemos evitar, como tampoco aceptarlas de
buen agrado. ¡Va a doler! No importa que hagamos, va a ser así, pero sabrás por
experiencia, que también te repones de los fracasos.
Ahora, el poder de resiliencia depende en gran medida, de
la capacidad que poseamos, para darnos cuenta de que las cosas o situaciones no
son eternas, que como seres vivos estamos a la deriva del cambio porque el
cambio es natural (cambia, todo cambia, ¿verdad?). Situaciones como el fin de
una relación afectiva, pérdida de trabajo o problemas económicos, solemos
verlos como fracasos, porque no logramos mantener la situación en un estado
ideal.
Con
completa honestidad de mi parte, no una sino muchas veces sufrí en exceso por
querer retroceder en el tiempo, para que algunas cosas retornarán al punto que
yo consideraba como ideal, y ¿qué crees?, no sucedió. Es extraña nuestra
obstinación con situaciones, que no se pueden cambiar porque simplemente ya no
existen, en lugar de usarla para cambiar las cosas que realmente están en las
potencialidades de nuestro presente y futuro. Te propongo dos ejercicios para
enfrentarte a los tan temidos fracasos, que en realidad podrían ser menos
aterradores si les llamamos cambios inesperados. El primero es un “volver al
pasado” y te podrá ser de utilidad tu cuaderno. Piensa en los fracasos o
cambios que consideras te marcaron radicalmente la vida; situaciones que quizás
el sólo recordarlas te generen algo de tristeza, nostalgia, rabia o escalofrío.
Escríbelas, y al hacerlo piensa que dirección tendría tu vida de haber seguido
igual (quizás hasta te produzca más escalofrío visualizarte sin los cambios que
has tenido).
Voy a usar un ejemplo que es muy común, para ayudarte a encontrar tus méritos resilientes en situaciones difíciles y ya pasadas: el rompimiento de una relación afectiva. Lo uso tal vez porque en el amor de pareja, son muy evidentes tanto los momentos de goce y felicidad total e idílica, así como los momentos dolorosos y casi trágicos que parecen acompañar el fin de dicho amor. Pasas por la sensación de no necesitar nada más para ser feliz a no querer vivir sin la otra persona o no querer vivir junto a ella (dependiendo de tus circunstancias al final de la relación).
Tanto para quién sufre el desamor hacia la otra persona, como para quién es de algún modo abandonado, el fin de la relación significa un fracaso, y uno para el que poseemos quizás los más bajos niveles de resiliencia. ¿Has recorrido ese oscuro camino, es doloroso, verdad? Bueno, ahora casi podría escuchar decirte que si visualizarás como sería tu vida sin ese fin, no te gustaría.
Quizás no hubieras conocido a la persona que ahora te acompaña, o no habrías podido estudiar lo que te da en este momento satisfacción o no habrías viajado a aprender otra idioma en tierra extraña. La historia para todos es diferente pero de algún modo el que algo duela cuando ya no está, no significa querer volver a ese momento.
Así, que sin
duda podrás con el ejercicio y te sorprenderás al ver que los cambios de verdad
hacen parte de la vida y que lo has aceptado. Por esta razón al empezar a
hablar de resiliencia escribí “el aguante” porque pasamos por más cosas de las
que pensamos poder sufrir, sin embargo no olvides que la resiliencia no sólo
implica levantarse y adaptarse sino también caer de pie (sin tantos huesos
rotos), con ganas de seguir para volver a intentar y soñar.
El último ejercicio que te propongo aquí es
casi una conclusión del anterior, es “volver al futuro”. Es probable que hayas
notado que todo lo que nos pasa tiene una razón: APRENDIZAJE. Cuestiónate lo
que aprendiste de tus fracasos o de lo que no salió como esperabas y como lo
aprendido te sirve para proyectarte hacia el futuro.
Eso si será divertido.
VIAJAR AL FUTURO
Seguro que este hábito se te da bien. Los seres humanos
somos increíblemente imaginativos, fantaseamos tanto dormidos como despiertos.
Nos vemos millonarios en un futuro, con una hermosa y lujosa casa junto al mar,
o manejando un auto deportivo o pensando en que haríamos con el dinero si nos
ganáramos la lotería. O tomando un vino junto a la torre Eiffel con nuestro
príncipe o princesa azul o rosa o verde (como en todo hay para todos los
gustos). Bueno de eso se trata este hábito, con una modificación relevante,
pues dichas fantasías precisan de ser canalizadas y aterrizadas.
¿Cómo aterrizar nuestras fantasías? ¿Cuáles realmente pueden convertirse en el norte de nuestra brújula? La respuesta solo la conoces tú. Te darás cuenta que algunas tareas anteriores, y quizás empezaste a practicar despejaron un poco el camino.
Si lograste hacer la tarea inicial y
descubriste en que realmente querías tener éxito, y luego le sumas las cosas
que más te apasionan en la vida y las que aprendiste de tus fracasos o pérdidas,
tendrás una pista para iniciar tu viaje al futuro. Es por eso que
anteriormente, te hable de la interdependencia de los hábitos que elegí. Todo
lo que hemos estamos haciendo tiene un solo propósito: TU PROPÓSITO.
Entonces, hay que elegir bien para no
desperdiciar nuestra energía soñando con cosas que de real poco tienen, y para
eso bastará con que tu poder de elección te guie. Visualizar implica ser consecuentes con
nuestra realidad y potencialidad. Repasa tu cuaderno y prioriza tus objetivos;
puedes organizarlos por plazos, si te resulta más sencillo, es decir, dentro de
tu lista tendrás algunos objetivos que son potencialmente realizables a corto
plazo, empieza por ellos. Imagínate por ejemplo terminando los ejercicios y
tareas que te he propuesto. La idea de comenzar y terminar algo te dará
fortaleza y determinación para lograr tus metas más significativas.
Ten en cuenta que visualizar nuestros
objetivos, no hace que sean una realidad ni inmediata ni lejana (si mi objetivo
es aprender mandarín, tendré que hacer algo más que estar sentada imaginándome
hablando el idioma). Necesitaremos de mucho trabajo, esfuerzo y constancia. Sin
embargo, la visualización te prepara y te estimula a convertir tus objetivos en
logros. Así que el ejercicio es trabajar para favorecer que las visualizaciones
se conviertan en realidad. Colócate pequeñas tareas que sean de utilidad a tus
objetivos y termínalas. En cuanto vayas terminándolas tendrás ganas de
continuar.