1.- Atracción
Ponte en situación. Conoces a alguien de manera inesperada.
El amigo de un amigo, la chica en la que te llevas fijando meses, tu crush desde el instituto o alguien con
quien simplemente coincidiste en una aplicación de internet.
Te apetece mucho quedar con esa persona. Pero mucho. Te imaginas a diario cómo sería quedar con ella, pasar un rato agradable y mantener relaciones sexuales. Aunque ya hayas tenido varias citas con esa persona, sigues fantaseando. Se te pone hasta la sonrisa tonta cuando miras el móvil mientras hablas con ella. Es como si te hubieran embrujado
2.- Enamoramiento / Luna de Miel
Es la fase en la que los mitos del amor romántico, esas
normas no escritas sobre el amor, aparecen para quedarse.
Tras conoceros un poco a lo largo de varias citas y largas
conversaciones hasta la madrugada por WhatsApp, te das cuenta de que te ha
calado hondo. Te sientes tan enamorado que crees que la persona que tienes a tu
lado es el amor de tu vida. Todo es bonito y no contemplas ningún defecto (y,
si lo contemplas, no le das ninguna importancia). ¿Cómo es posible que no
hubieras conocido antes a esta persona? ¿Dónde ha estado todo este tiempo?
Te diré una cosa. Esa fase no es eterna ni debería serlo.
Según los estudios, dura unos tres o cuatro años (aunque he conocido parejas a
las que el enamoramiento les ha durado solo algunos meses). Yo siempre llamo a
esta fase la de «la locura transitoria», porque creo que durante este proceso
nuestro cuerpo segrega un cóctel de sustancias bien chulo que nos hace ver y
sentir cosas que en realidad no son. Este hype
no puede durar eternamente porque el cuerpo, aunque parezca mentira, lo que
en realidad está generando es estrés (llamémosle eustrés, el estrés positivo, ese que te hace sentir mariposas en el
estómago y con el que no te dan ganas de arrancarte el pecho de dolor). Más
adelante te explico cómo es esto a nivel bioquímico para que entiendas a qué me
refiero.
3.- Decepción o desencantamiento
Y aquí es justo cuando nos quitamos las gafas del
enamoramiento y nos damos cuenta de la ceguera que nos producía ese subidón y
cóctel de sustancias.
Yo tenía una amiga que, sin conocer esto de las etapas,
decía que tenía una maldición en las relaciones de pareja. La llamaba la
maldición de los tres años. La definía como una crisis de pareja en la que se
decidía si la relación continuaba o no. Ojalá esté leyendo este libro ahora
mismo para entender que lo que le ocurría con sus relaciones no era una
maldición, era que en sus relaciones se acababa la fase de enamoramiento y
empezaba la fase de decepción.
«¿Por qué esta persona hoy no tiene ganas de acostarse
conmigo? ¿Será que ya no le gusto?», te
preguntas recurrentemente. También puede pasar que vuestras conversaciones ya
no sean tan profundas, que no quedéis tan a menudo o que veas cosas en su
comportamiento que ya no te gusten.
Pasa el tiempo y aparecen las primeras decepciones cuando
se comparan las pequeñas crisis de la relación con los tópicos o mitos del amor
romántico que antes asumías a pies juntillas.
En cualquier relación, sin saber aún si será sana o no, es
aquí cuando se empiezan a conocer los defectos reales de la otra persona y se
comienzan a solicitar cambios y a recibir solicitudes de cambio. Y aquí viene
el peligro, porque, dependiendo de cómo se afronten estas crisis, la pareja
logrará construir una relación sana o no.
Si los conflictos que van apareciendo se van afrontando de
manera funcional y adaptativa, el vínculo se empezará a construir de manera
sana.
Durante esta fase, la pareja pasa por el conocido periodo
de «acoplamiento», que consiste en conocerse y «amoldarse» el uno al otro. Lo
de amoldarse no es sinónimo de conformarse o perder la propia identidad. Se
refiere a observar aspectos de la relación que no terminan de convencer,
exponerlos ante la persona, solicitar cambios y/o posibles soluciones con las
que las dos partes se sientan cómodas y trabajar para conseguir esos cambios.
4.- Amor real/ Amor maduro / Relación estable
Esto debería ser relationship
goals en todas las relaciones. Sin embargo, lo más sorprendente es que esta
fase, que se caracteriza por la sensación de tranquilidad y estabilidad, se
suela contemplar por muchas personas como una etapa aburrida de la relación, en
la que no hay amor. Pero nada más lejos de la realidad. Amor hay, solo que se
vive de manera diferente.
En esta fase podríamos decir que has pasado de estar
enamorado/a a sentir amor, un sentimiento mucho más elaborado y complejo.
En esta fase se construye un compromiso fiel y verdadero y
se toman las decisiones más profundas y racionales. La pareja se ve como un
punto de apoyo donde predomina la comunicación, el diálogo y la negociación.
Así son las cosas.
«Qué hater del
amor eres», me dicen algunas personas. Pero no es que sea hater, es que mi trabajo consiste en entender el proceso que hay
detrás de las relaciones para poder entender por qué pasan las cosas que pasan.
O por qué mis pacientes sienten lo que sienten o piensan lo que piensan.
Así que, si bien es cierto que no soy una enamorada del
enamoramiento, como muchas personas de este planeta, sí amo el amor. Y es que
creo que el
enamoramiento no puede ser para siempre; sin embargo, el amor sí.
1. ENAMORAMIENTO / LUNA DE MIEL